lunes, 5 de septiembre de 2011

De Triana a Roma... Por Juan Caro

Los romanos derrotan a los cartagineses en la batalla de Ilipa Magna (Alcalá del Río)
Y, Escipión. el Africano termina con el imperio cartaginés desde ese momento.
Una vez escrito al Senado Romano, éste le responde que monte un pequeño hospital, en el que los soldados romanos descansen antes de volver a Roma.
Es así como se funda la colonia romana de Itálica. Hoy soterrada bajo el pueblo de Santiponce.
Descansan los soldados heridos en mil batallas, y cuando quieren volver a la urbe, muchos de ellos, que ya habían probado el vino del Aljarafe, deciden quedarse aquí.
Habían probado los generosos caldos del Aljarafe y su aceite y pensaron que Roma para los romanos… Comieron también pan con aceite para merendar, ya fue imposible echarlos…
Que ellos se quedaban aquí, al ladito mismo del río Guadalquivir (El Betis, claro) y a vivir la vida… Con el transcurso del tiempo nace en Itálica Marco Ulpio Trajano, que llega a ser el mejor emperador que Roma conoce. Más tarde, Trajano, viendo lo que se le venía encima, antes de irse a Roma, se hace socio del Betis Balompié. Estaba entonces la secretaría del Betis en una bocacalle del cardo máximo, porque no recuerdo muy bien. Creo que fue por esa parte, por la calle Alemanes., frente a la Puerta del Perdón…
Los legionarios de Roma piensan poner un negocio… ¿Cuál mejor que mandar aceite y vino para Roma? Lo malo era como mandarlos… No había tetrabrickses… ¡Caramba! dijo uno, (Cornelio, el Vinatorum) ¿Y las ánforas de barro? Pero ¿dónde encontrar esas ánforas? Iluminose la mente de un sobrino de Cornelius y se dijo para sí mismo…
- Ahora mismo me llego ahí a la calle San Jorge, que he visto a uno haciendo ánforas.
Sin decirle nada el tito Cornelius, cogió el camino y llego a un alfarero que vivía al lado de Mensaquestiorum…
El ceramista, que acababa de llegar de la parte baja de Tomares, que había ido por barro, se ofreció para hacer cuantas ánforas pidiesen los romanos.
- Mil. Dijo el sobrino de Cornelius.
- Eso está hecho ya.
Preparó el barro de Tomares y en una semana tenía las mil ánforas pedidas.
Las llenaron de aceite, unas quinientas y de vino el resto.
Al fin, las trirremes romanas pusieron rumbo a la capital de su imperio…
Una vez allí vaciaron las ánforas y las rompieron…
Los restos fueron llevados en carrillos de manorum a un montón donde se tiraban los escombros. Lo que dio lugar al monte Testachio, una de las siete colinas romanas hechas con barro de Tomares por un alfarero de Triana…
Es así como una república independiente y Roma quedaron per saecula saeculorum, unidas por la arcilla de Tomares.

Juan Caro
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