Mi cuerpo se mira distante
en el espejo de mi infancia.
En mis pasos de tierra polvorienta
y mis días celeste y de agua.
En muñecas de barro y cartón,
florecillas del transparente
y en los caminitos de hierba.
Lejos de barquitos de papel
navegando por la cuneta,
de sandalias de goma rubias
con tacones de piedra.
De niñas queriendo ser artistas
con trajes de papel de seda,
lejos del escenario sin telón
‘lejos! muy lejos, el real,
que costaba la fiesta.
María Fuertes
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